La mentalidad revolucionaria
Siempre sostuve que la disyuntiva era Estatut o revolución, y transcurridos los meses ha quedado claro que esa es la cuestión clave. Con el actual debate de investidura se evidencia que pocas cosas han cambiado. Los antisistema, con cuatro de los diez diputados que tenían, condicionarán el quehacer político del Parlament. Diputados y portavoces nuevos, pero con la misma estrategia y aliento de fondo. La CUP resulta imprescindible para arrinconar el autonomismo, cumplir las resoluciones del Parlament e implementar su República popular.
Naturalmente, esto inquieta a los viejos y nuevos republicanos, pero todos intuyen que para avanzar con el Procés necesitan de la deriva revolucionaria. No hay atajos. Ahora bien, ¿están preparados para aceptar el elevado coste de esta estrategia? Aparentemente, no. ERC y PDECat no parecen querer pagar el precio de la aventura suicida. Sin embargo, Puigdemont y la mayoría de JpC están dispuestos, preguntándose angustiados ante tal situación límite, ¿qué otra cosa podrían hacer?
La asamblea de la CUP lo dejó claro. Si los separatistas vacilantes caen en la tentación de volver al redil autonomista, la CUP y los CDR (Comités de Defensa de la República) tratarán de imponer su mentalidad revolucionaria, haciendo descarrilar el tren de la rendición incondicional. Frente a las dudas, renuncias y traiciones, la CUP se presentará una vez más como el demiurgo de un futuro proceso revolucionario en Cataluña.
Powered by WPeMatico